jueves, 26 de mayo de 2011

EPÍSTOLA AL C.E.I.P. "ANGEL DE HARO" EN SU XXX ANIVERSARIO

Estimadísimo y dilectísimo Colegio:

Como ves, siempre está pasando el tiempo y nunca se ha encontrado el momento oportuno de reunirnos todos/as los que hemos formado parte de ti.

Ya han pasado 30 años desde que empezó tu feliz andadura, allá por el año 1981 y que, para algunos de nosotros/as, nos hace recapacitar que ya estamos llegando a esa edad en que comenzamos a echar la vista atrás para contemplar el camino que nosotros mismos hemos surcado contigo y empezamos a vislumbrar el paisaje de nuestra juventud iluminado ya por el radiante sol de poniente. ¿Te acuerdas de aquel espléndido sol que nos hacía recordar tu iluminada imagen arquetípica envuelta en una irisada aura mágica, repleta de fantásticas risas y resonancias infantiles? Pues bien, sigue siendo ese mismo sol que, naciendo en el mar, desaparece cada día hundiéndose en el Espíritu Santo, como bien sabes, y cuyas centenarias murallas duermen para siempre debajo de silenciosas y pétreas lápidas eternas.

Permíteme que haga referencia a los que hemos estado contigo todo ese tiempo y que, evidentemente, ya nos hemos hecho mayores (por los años, pero no por los bríos), pero antes hemos sido también jóvenes, y a todos/as nos gusta recordar lo que éramos y lo que hacíamos en nuestros años mozos y no dudamos en adornar esos recuerdos con cualidades y fulgores que, a veces, son demasiados indulgentes con los méritos de lo que realmente vivimos en su día.

Querido Colegio, aún no estamos viejos, gracias a Dios, pero sí lo suficiente para habernos despedido un poco de esa juventud. Pues bien, con nuestro encuentro en tu XXX Aniversario, ya tenemos la oportunidad de regodearnos en la nostalgia recordando esos años mozos. Por supuesto que no todas nuestras vivencias de aquellos días que dieron forma a nuestra mocedad dentro de tu seno merece el recuerdo, desde luego, pero un par de ellas de cada uno de nosotros/as sí que reclaman con justicia el título de memorables. Luego, busquemos en el baúl de los recuerdos y de la memoria consciente y revisemos con serenidad en las páginas de ese retazo de nuestra vida en cuestión, pues el veredicto es claro: el recuerdo y la nostalgia para quienes la quieran o necesiten; o simplemente el deseo de encontrarnos a nosotros mismos en los otros.

Así pues, que preparen los pulcros narradores sus cartesianos guiones o urdimbres primorosas, para ordenar bien los elementos de un relato, una anécdota o historia para narrarla explotándola con la mayor de las pericias. Y con esto, buen tino y mucha buena fe.

Disculpa que te canse un poco más, pero es que quiero decirte que al fin tenemos la oportunidad de disfrutar, saborear y compartir, mientras platicamos en alegre francachela, de unos productos elaborados más o menos tradiconales y más o menos innovadores salidos de los fogones, basados en la temporalidad radical y la humildad de los mismos como reto pasional evidenciando de alguna manera que calidad y coste muy elevado no tienen que estar necesariamente relacionados. Pero lo verdaderamente importante residirá en el contacto dialéctico y espontáneo que surja de entre nosotros/as, con esas inefables capacidades para contarnos cosas de ti, aunque a veces lo hagamos de manera improvisada; disfrutando de esa dulzural convivencia ocasional, a la misma vez que te recordamos muy entrañablemente.

En honor a ti y a lo que representas, espero y deseo que nos veamos la mayoría de todos/as nosotros/as en dicho encuentro o cena de convivencia, pero si algunos/as no pudieran asistir por los motivos que sean, serán recordados con todo el cariño que se merecen.

Y ya por fin, me cabe la satisfacción de despedirme de ti, ubérrimo Colegio, no sin antes de expresarte mi reconocimiento, gratitud y estima; así como de todos/as los que habéis formado y formamos parte consustancial de él, con un fuerte abrazo que haremos realidad el día de nuestro feliz encuentro.

Amigable y atentamente.

Andrés Molina.

sábado, 23 de abril de 2011

DÍA DE LA LECTURA DEL LIBRO: RESUMEN BILINGÜE DE "LA RANITA QUE NO SABÍA NADAR"

A MANERA DE INTRODUCCIÓN

Hace un año justo que, en honor al DÍA DEL LIBRO, escribí en este magnífico Blog un cuento de mi propia "cosecha" y, hoy, día 23 de Abril de 2011, aunque siendo bastante menos extenso, pero de manera distinta, he hecho un resumen de dicho cuento que ha sido traducido al idioma inglés por nuestras encantadoras y conspicuas especialistas: Dña. Julia Sternstein y Dña. Maribel de Haro.

Y como siempre, no me canso de decir que la intención de mis escritos es que el lector pase unos agradables minutos con su lectura.

THE LITTLE FROG THAT COULDN'T SWIM

Once upon a time, there was a little bluish-green frog called CROA-YÁ. The little frog CROA-YÁ was always sad because she hadn't learnt how to swim yet. So, she had to stay in the shadow all day long under the plant leaves, near the water pond where she lived with many other littles frogs.

The worst part was the fact taht she envied her little bluish-green friends playing, swimming and diving in the cear water of the pond. She sometimes cried so much that her salty tears reached the bottom of the pond where some beautiful greenish-blue little fished lived.

One day, one of the little greensh-blue fish called GLU-GLU-YA swam to the pond surface where some salty tears were falling. He wanted to know who was crying. Then, he had a little look out of the water and saw the little frog CROA-YÁ under a yellowish-green leaf. She had her eyes all red because she had been crying so much. Then, the little fish GLU-GLU-YA asked:

- Why do you cry much CROA-YÁ?

And the little frog answered:

- Because I don't know how to swim and it's very boring to be here under the leaves.

GLU-GLU-YA: If you want, I can teach you to swim.

CRA-YÁ: Oh! Yes, I want to learn please! I am willing to learn.

GLU-GLU-YA: Then get on my back and hold on tight to my dorsal fin, and I will teach you how to swim well.

Like that, CROA-YÁ did it, she got on the back of the little fish GLU-GLU-YA and he taught her to move her little front legs and her little back legs in the water, and she had her head lifled above the water while she was swimming. He also taught her to dive wth her lungs full of air and how to keep her head under water holding her breath.

In the end, and thanks to GLU-GLU-YA, the little bluish-green frog learnt to swim very well.

Now the little frog doesn't cry anymore, now she can play, swim and dive in the water with her little frog friends. And the most important thing is that she will always have a little bluish-green friend that is so different from her, because he was a little fish called GLU-GLU-YA.

CROA-YÁ was very happy during her whole life and always said:

"How wonderful it is to have friends of other species of animal! The friends that are true, are always read to help".


LA RANITA QUE NO SABÍA NADAR

Érase una vez una ranita verde-azulada llamada CROA-YÁ. La ranita CROA-YÁ siempre estaba triste porque no había aprendido aún a nadar y se tenía que pasar todo el tiempo a la sombra debajo de las hojas de las plantas, cerca del estanque de agua donde vivía con los demás de su especie, es decir, con otras muchas ranitas.

Lo peor de todo era que pasaba mucha envidia viendo a sus amiguitas las ranitas verde-azuladas jugar, nadar y bucear en el agua clara del estanque. A veces lloraba tanto que sus lágrimas saladas llegaban hasta el fondo del estanque donde vivían, a su vez, unos pececillos azul-verdosos muy bonitos.

Un buen día, uno de los pececillos azul-verdoso llamado GLU-GLU-YA, nadó hacia la superficie del estanque por donde caían las lágrimas saladas, para saber quien lloraba tanto. Y, allí, asomando sus ojillos fuera del agua, vio que debajo de una hoja verde amarillenta estaba la ranita CROA-YÁ, con los ojos enrojecidos de tanto llorar. Entonces, el pececillo GLU-GLU-YA, le preguntó:

-¿Por qué lloras tanto CROA-YÁ?.

Y la ranita le contestó:

-Porque no sé nadar y me aburro mucho aquí debajo de esta hoja.

GLU-GLU-YA: Si tú quieres, yo te puedo enseñar a nadar.

CROA-YÁ: Oh! Sí, por favor, sí quiero. Estoy deseándolo.

GLU-GLU-YA: Entonces, súbete a mi lomo y agárrate bien a mi aleta dorsal, que yo te enseñaré bien a nadar.

Así lo hizo CROA-YÁ. Se subió al lomo del pececillo GLU-GLU-YA y éste le enseñó a mover las patitas delanteras y las patitas traseras en el agua y a tener la cabeza levantada fuera del agua mientras nadaba. También le enseñó a bucear llenando los pulmones de aire y metiendo la cabeza debajo del agua aguantando la respiración.

Por fin, y gracias a GLU-GLU-YA, la ranita verde-azulada CROA-YÁ aprendió a nadar muy bien.

Ya no lloró nunca más la ranita, pues desde entonces podía jugar, nadar y bucear en el agua con sus amiguitas las ranitas. Y lo más importante fue que tuvo para siempre un amiguito azul-verdoso tan distinto a ella, porque era un pececillo llamado GLU-GLU-YA.

CROA-YÁ fue muy feliz durante toda su vida y siempre decía:
-"¡Qué bonito es tener amiguitos de otras especies de animalitos! Pues los amiguitos que son de verdad, siempre están dispuestos a ayudar.

Andrés.

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